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Raúl Castro colocó la urna con las cenizas de su hermano en un monumento en su honor, en el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba
La tumba y el lugar de descanso final de Fidel Castro es una descomunal roca de granito de 2,6 toneladas situada entre los mausoleos de los héroes nacionales más elevados de Cuba.
En una ceremonia privada el domingo, su hermano y sucesor Raúl colocó una caja de madera con las cenizas de Castro en una cavidad hueca dentro de la piedra. La cripta fue sellada con una placa de color verde esmeralda que simplemente dice "FIDEL", una sola palabra dejada para resumir el legado extensivo y divisivo del hombre que gobernó Cuba durante casi medio siglo.
El simbolismo de la roca - Castro como una fuerza geológica duradera, inamovible - no es sutil.
¡Soy Fidel! Yo soy Fidel!", Gritaban las multitudes fuera del cementerio, haciéndose eco de los homenajes a Castro en la televisión estatal que insisten en que cada cubano se mantendrá fiel a su visión revolucionaria.
Pero a pesar de los votos públicos de lealtad inquebrantable al Estado socialista de un solo partido de Castro, muchos cubanos entran en la era posterior a Fidel abriendo profundas dudas sobre el futuro del país. El crecimiento económico se estancó, la emigración está aumentando y el presidente electo Donald Trump está amenazando poner hielo en el deshielo diplomático trazado por la administración de Obama.
El monolito de piedra que ahora consagra al "máximo líder" de Cuba es un fuerte recordatorio del peso que Castro seguirá ejerciendo sobre este país.
"No creo que nada aquí cambie debido a su fallecimiento - si acaso, seremos más fuertes", dijo Mirta Vallart, de 68 años, una maestra de historia que esperaba fuera de la puerta del cementerio para echar un vistazo a la tumba. "Su ejemplo siempre nos unirá", dijo.
La ceremonia funeraria de Castro no se transmitió en televisión, pero las fotografías del evento fueron publicadas varias horas más tarde por medios estatales cubanos.
Una caravana militar cargada con sus cenizas pudo ser vista ingresando al cementerio de Santa Ifigenia en la segunda ciudad más grande de Cuba justo antes de las 7 am, después de que decenas de miles de dolientes hicieron una vigilia durante toda la noche en la cercana Plaza de la Revolución.
A la ceremonia del pequeño y privado funeral asistieron la familia de Castro, incluyendo a su esposa Dalia Soto del Valle y sus hijos, de acuerdo a los sitios de noticias del gobierno. Unos 40 líderes e invitados extranjeros estuvieron presentes, entre ellos los ex presidentes brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, y el líder venezolano Nicolás Maduro. El argentino Diego Maradona, que llamó a Castro su "segundo padre", también asistió a la despedida.
El ruido de los cañones militares que saludaban a Castro resonó sobre la ciudad durante la mañana.
El funeral del domingo terminó el período de nueve días de luto nacional ordenado por el gobierno después de su muerte el 25 de noviembre a los 90 años. Él gobernó Cuba de 1959 a 2006, cuando la enfermedad le obligó a dar un paso y transferir el poder a su hermano menor Raúl.
Las cenizas de Castro llegaron a Santiago de Cuba el sábado después de un viaje de cuatro días por toda la isla, mientras los cubanos bordeaban la carretera ondeando banderas bajo el sol caliente y se pintaban "FIDEL" en la frente y las mejillas.
