Por supuesto, como nativos del Himalaya se envuelven alrededor del cuerpo una gruesa y tupida piel y largas colas que les ayudan a mantener el calor en temperaturas frígidas. Y son más afortunados que algunos pandas rojos en el medio silvestre. En octubre del año pasado fueron capturadas las primeras imágenes de la especie en Myanmar que mostraban a un par merodeando a través de la basura dejada por los madereros chinos. De hecho, la pérdida de hábitat es una de las principales amenazas que pone a los pandas rojos en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como vulnerables. Dependen de los brotes y hojas de bambú para su nutrición, pero la deforestación rampante ha estado limpiando franjas de tierra donde crecen las plantas. Se estima que sobreviven en todo el mundo menos de 10.000 pandas rojos maduros. Tan seguros, Lin y Rover tienen razones para retozar y abrazar el invierno del Medio Oeste. Pero lo mismo ocurre con todos los demás. De acuerdo con las proyecciones del grupo sin fines de lucro Climate Central, gracias al cambio climático llegarán inviernos más cálidos a la mayoría de los Estados Unidos en las próximas décadas. Teniendo en cuenta el daño que van a hacer, incluyendo menores rendimientos de los cultivos y las amenazas a la supervivencia de los animales que dependen de los climas más fríos, definitivamente no es una buena cosa.