Aunque los hipopótamos pasan gran parte de su tiempo flotando en ríos, represas y aliviaderos, los grandes mamíferos en realidad no pueden nadar por si mismos. Para impulsarse a través del agua, los hipopótamos 'galopan' a lo largo del suelo debajo de la superficie, confiando en la combinación perfecta de densidad ósea y flotabilidad que les permite empujar sus pesados cuerpos hacia adelante con una sorprendente velocidad. Es algo que los leones ciertamente no pueden hacer con la misma eficiencia y el hipopótamo en las imágenes de Lenman no tardó mucho en alcanzar a los felinos que nadaban.

Cuando el hipopótamo carga, uno de los leones abandona el cruce y se da la vuelta, dejando que los otros dos se encarguen de la beligerante bestia. Con la boca abierta, el hipopótamo se lanza contra uno de los leones, obligando al felino a salir del agua como una marsopa, gruñendo enfadado todo el tiempo. Afortunadamente para el león, el hipopótamo parecía feliz de simplemente deshacerse de la amenaza y no mordió al felino, lo que le permitió escapar ileso.

Los hipopótamos son notoriamente territoriales y se sabe que ahuyentan activamente a cualquier animal no deseado que ingrese a su espacio acuático. Incluso en tierra firme, no se debe jugar con estos megamamíferos (como descubrió un león cuando se coló sobre un hipopótamo dormido).

Estos gigantes cascarrabias suelen pasar las horas del día semisumergidos y solo salen del agua por la noche para pastar. Aunque su voluminoso y dentudo arsenal generalmente asegura que no se conviertan en víctimas de los cazadores nocturnos, incluso los hipopótamos son presa en ocasiones de los leones.

Según los informes de Selinda, los leones que quedaron varados en la orilla opuesta durante el encuentro con el hipopótamo finalmente cruzaron en un punto diferente y la manada pudo atacar y matar a un hipopótamo al día siguiente. Parece que los felinos tuvieron la última palabra.