Dejar de fumar puede reducir la transmisión viral y el riesgo de desarrollar síntomas graves del COVID-19
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene estrictas pautas de comportamiento destinadas a frenar la propagación del SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus que causa la enfermedad COVID-19, como cubrirse la boca al toser o estornudar, lavarse las manos y distanciarse socialmente. Sin embargo, un nuevo estudio destaca el papel potencialmente importante del tabaquismo tanto en la propagación como en la exacerbación del COVID-19.
Primero y principal, el COVID-19 es una enfermedad respiratoria, con estudios que indican que su sitio de infección, replicación viral y desprendimiento de viriones ocurre dentro del tracto respiratorio.
El coronavirus lleva el nombre de las puntas en forma de corona que sobresalen de su superficie. Es a través de estos picos que el virus detecta células usando el receptor ACE-2, uniéndose a él e inyectando material genético en las células anfitrionas para replicarse. Estos receptores abundan en células especializadas del tracto respiratorio, como las células epiteliales de la mucosa y el tejido alveolar pulmonar.
En 2009 los investigadores encontraron que el virus sincitial, otro virus respiratorio, tiene una tasa de transmisión más alta y una mayor incidencia de gravedad de la enfermedad en los fumadores.
Algunos han argumentado que tal vez también sea el caso de COVID-19. Hablando estrictamente desde el punto de vista del comportamiento, fumar implica movimientos repetidos y frecuentes de la mano a la cara, que es el principal modo de transmisión del nuevo coronavirus.
Desde una perspectiva observacional, los países que informaron los brotes más importantes del COVID-19, países como China, Corea del Sur e Italia, también tienen altas tasas de tabaquismo, que implican del 19% al 27% de la población.
En un artículo de opinión para el British Medical Journal, David Simons (candidato a doctorado en epidemiología de enfermedades zoonóticas emergentes en el Royal Veterinary College), Olga Perski (investigadora asociada en el Grupo de Investigación de Tabaco y Alcohol del University College London), y Jamie Brown (Profesor de Ciencias y Salud del Comportamiento y Co-Director del Grupo de Investigación de Tabaco y Alcohol de UCL) escriben que "no hay evidencia definitiva de si los fumadores actuales tienen un mayor riesgo de enfermedad, morbilidad y mortalidad por COVID-19".
Sin embargo, hay resultados preliminares que sugieren exactamente eso. Por ejemplo, los autores del artículo de BMJ mencionan un estudio reciente que involucró 1.099 casos confirmados de COVID-19, que informó que el 12.4% de los fumadores actuales requirieron ingreso a la unidad de cuidados intensivos o murieron en comparación con el 4.7% entre los que nunca fumaron.
Alrededor del 48% de los hombres en China son fumadores en comparación con solo el 3% de las mujeres. La OMS informa que la tasa de letalidad entre los hombres en Wuhan, China, fue del 4,7% en comparación con solo el 2,8% en las mujeres. Es plausible que estas diferencias específicas de género en la mortalidad puedan deberse, en parte, al tabaquismo.
A la luz de estos hallazgos, los autores del nuevo informe aconsejan firmemente que los mensajes de salud pública destinados a frenar la propagación del nuevo coronavirus también incluyan consejos para dejar de fumar.
Los efectos nocivos del tabaquismo están bien documentados e informados. En los Estados Unidos, fumar cigarrillos está relacionado con alrededor del 80% al 90% de las muertes por cáncer de pulmón. También se sabe que fumar causa efectos negativos sobre la función cardíaca y la circulación.
Realmente, no hay mejor momento para dejar de fumar y la pandemia de COVID-19 podría proporcionar el incentivo perfecto para que las personas finalmente abandonen el hábito. El hecho de que esta pandemia también esté causando una gran cantidad de consecuencias económicas, y fumar en la mayoría de los países desarrollados, también hace que sea un buen momento para dejar de fumar.
Artículo científico: Covid-19: The role of smoking cessation during respiratory virus epidemics