Los pangolines son los mamíferos más traficados del mundo
Se desacreditan los rumores sobre la armadura protectora del amenazado mamífero
El Laboratorio Forense Nacional de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, en Ashland, Oregón, es la primera instalación del mundo dedicada a los animales, describiéndose a sí misma como "muy similar a un 'típico laboratorio de policía', excepto que la víctima es un animal".
En el laboratorio, los expertos forenses trabajan para determinar la causa de la muerte de los animales, identificar las especies o subespecies de un animal a partir de una pequeña muestra de tejido, como un cabello o una pluma, y ayudar a las fuerzas del orden público estatales, federales e internacionales a determinar si se cometió un delito contra la naturaleza. Si se toma esa determinación, los científicos del laboratorio también ayudarán a reunir y analizar la evidencia.
Recientemente, cuatro de los científicos del laboratorio se dedicaron a probar una afirmación relativamente nueva sobre las escamas de pangolín: que contienen tramadol, un opiáceo utilizado para aliviar el dolor que, como todos los opiáceos, tiene el potencial de abuso.
La científica forense de vida silvestre Rachel Jacobs y sus colegas examinaron las firmas químicas de recortes de escamas de más de 100 pangolines y no encontraron rastros de tramadol. Publicaron los hallazgos en junio en la revista Conservation Science and Practice.
"Hay mucha información errónea que rodea todo esto", dice Jacobs.
Esparciendo rumores
Los pangolines, los únicos mamíferos del mundo con verdaderas escamas, se ven amenazados en sus hábitats en África y Asia por la caza furtiva para el comercio ilegal de vida silvestre. Sus escamas son muy demandadas por la medicina tradicional china, que dice que tratan todo, desde la artritis hasta la dificultad con la lactancia en las madres. Aunque está prohibido el comercio internacional de pangolines y sus partes, China aprueba anualmente el uso de unas 29 toneladas de escamas, equivalentes a aproximadamente 73.000 pangolines, para medicinas tradicionales comerciales.
Pero desde 2010, comenzaron a aparecer informes en los medios locales del sudeste asiático con una nueva afirmación: que las escamas de pangolín contenían tramadol y que debido a ello las escamas se estaban introduciendo de contrabando a los Estados Unidos.
Las escamas de pangolín están hechas de nada más que queratina, una proteína que forma uñas, cabello, cuernos, garras y pezuñas. No tienen valor medicinal científicamente comprobado. Jacobs estaba haciendo una investigación relacionada cuando escuchó por primera vez los rumores acerca de que las escamas de pangolín se introducían de contrabando en los Estados Unidos para el tramadol. "Nos sorprendió. Pensamos que era un poco extraño", dice ella. "No habíamos oído hablar antes de eso".
El equipo forense lo investigó más a fondo y encontró aún más noticias sobre pangolines y tramadol. También comenzaron a recibir llamadas de la policía preguntando si había algo de verdad en ello.
Los científicos ya estaban investigando cómo usar escamas para diferenciar entre las especies de pangolín, por lo que decidieron hacer un análisis químico para buscar la presencia de tramadol. Como esperaban, no encontraron ninguno.
"Este estudio es importante porque necesitamos tener la evicencia científica que desacredite las falsas afirmaciones de uso medicinal, especialmente cuando están involucradas especies en peligro de extinción", dice Paul Thomson, biólogo conservacionista y fundador de la organización sin fines de lucro Save Pangolins, que no participó en la investigación.
Detener la demanda
La esperanza de Jacobs es que desacreditar este mito detendrá la propagación de la demanda de escamas de pangolín como droga recreativa y analgésica. No se sabe cuánto ha influido esta falsa creencia en la demanda de escamas de pangolín pero, dado lo explotados que ya estaban los animales, se debe hacer todo lo posible para evitar aumentar esa presión, dice.
La reducción de la demanda de productos ilegales de vida silvestre como el marfil de elefante, el cuerno de rinoceronte y las escamas de pangolín es un arte que los conservacionistas todavía están tratando de descubrir. Cambiar el comportamiento de los consumidores es difícil de hacer, y es difícil de medir, pero Jacobs tiene la esperanza de acabar con la falacia del tramadol.
A diferencia de la medicina tradicional china, que ha existido durante miles de años y está profundamente arraigada en creencias históricas y culturales, esta noción surgió recientemente y aparentemente de la nada. Como tal, dice Jacobs, "podría no tener ese tipo de historia adjunta que pueda dificultar el cambio".
"Las personas más jóvenes y más educadas estarán más influenciadas por [este] enfoque basado en la ciencia y la evidencia", dice Sue Lieberman, vicepresidenta de política internacional de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre sin fines de lucro con sede en el Bronx, a diferencia de los consumidores mayores cuyas creencias arraigadas sobre la medicina tradicional son más fuertes.
Promover alternativas es una forma de ayudar a las personas a dejar de usar escamas de pangolín para aliviar el dolor. "Hay muchos medicamentos fácilmente disponibles que reducen el dolor, que no requieren matar un pangolín", dice Thomson.
Artículo científico: Myth debunked: Keratinous pangolin scales do not contain the analgesic tramadol