El enfrentamiento leopardo-puercoespín tuvo lugar a principios de este mes y duró más de una hora y media; la acción se produjó sobre el asfalto de una popular carretera para sorpresa y deleite de los turistas de la zona en ese momento. El leopardo hace varios intentos de aplastar a su presa para que se someta, pero el puercoespín permanece firme y repetidamente le da la espalda a su atacante y le presenta al felino un carcaj de afiladas púas.

Los puercoespines del Cabo (Hystrix africaeaustralis), los roedores más grandes de África, están equipados con una masa de púas que se extienden a lo largo de gran parte de su lomo. Es un mito que los animales pueden disparar sus espinas como flechas; en cambio, cuando se sienten amenazados, ahuyentan a los depredadores agitando sus púas huecas para crear un intimidante sonido de traqueteo. Si el temblor no disuade a los posibles atacantes, cargarán hacia atrás a ritmo, ensartando cualquier cosa que se interponga en su camino (leopardos muy incluidos).

La táctica parece haber funcionado para este roedor, ya que el leopardo claramente sufrió algunas heridas, y los informes de los que estaban en la escena indican que el puercoespín se ganó el tiempo suficiente para meterse en una madriguera. La investigación sugiere, sin embargo, que generalmente son los leopardos los que salen victoriosos en estos enfrentamientos.

Estos altercados pueden ser riesgosos para ambas especies. Algunos felinos han aprendido a romper las espinosas defensas de los roedores abriéndose paso con las garras por debajo de las afiladas espinas o asegurando la cabeza del puercoespín. Es una táctica que lleva algún tiempo dominar, y este joven leopardo tiene mucho que aprender.