Los virus carecen de muchas de las características que son peculiares de la vida
Los virus son responsables de algunas de las enfermedades más peligrosas y mortales, como la gripe, el ébola, la rabia, la viruela y la actual pandemia COVID-19. A pesar de su potencial para matar, estos potentes patógenos se consideran no vivos, tan vivos como la pantalla en la que estás leyendo este artículo.
¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede algo tan desagradable como un virus propagarse tan rápido, reproducirse e infectar a otros seres vivos pero no ser considerado una criatura viviente? La respuesta es compleja y ha sido objeto de debate desde el momento en que fueron nombrados por primera vez en 1898.
El argumento depende de lo que entendemos por "vivo".
¿Qué queremos decir con "vivo"?
No existe una única definición indiscutible que ofrezca un sello distintivo de la vida. Algunas de las preguntas más comunes para distinguir entre seres vivos y no vivos son las siguientes. ¿Tiene su propia "maquinaria" biológica para replicar? ¿Se multiplica a través de la división celular? ¿Tiene un metabolismo?
Para cada una de estas preguntas, los virus reciben un error.
¿Por qué los virus no cumplen con los requisitos?
Para replicarse, los virus deben primero secuestrar el equipo reproductivo de una célula huésped, redirigiéndolo a "fotocopiar" el código genético del virus y sellarlo dentro de un contenedor recién formado, conocido como la cápside. Sin una célula huésped, el virus simplemente no puede replicarse.
Los virus fallan en la segunda pregunta por la misma razón. A diferencia de otros organismos vivos que pueden auto-dividirse, dividiendo una sola célula en dos, los virus deben "ensamblarse" tomando el control de la célula huésped, que fabrica y ensambla los componentes virales.
Finalmente, un virus no se considera vivo porque no necesita consumir energía para sobrevivir, ni es capaz de regular su propia temperatura. A diferencia de los organismos vivos que satisfacen sus necesidades energéticas mediante procesos metabólicos que suministran unidades ricas en energía de trifosfato de adenosina (ATP), la moneda energética de la vida, los virus pueden sobrevivir sin nada. En teoría, un virus puede desplazarse indefinidamente hasta que entre en contacto con el tipo correcto de célula para que se una e infecte, creando así más copias.
Son tres ataques en contra, pero ¿hay algo que sugiera que los virus podrían estar vivos?
Es un poco más complicado
En resumen, si. O al menos hay muchas cosas que sugieren que la línea entre los vivos y los no vivos podría ser un poco borrosa.
Por un lado, algunos virus contienen partes de la maquinaria molecular requerida para replicarse. El gigantesco mimivirus, un virus tan grande que inicialmente se confundió con una bacteria y tiene un genoma más grande que el de algunas bacterias, porta genes que permiten la producción de aminoácidos y otras proteínas que se requieren para la traducción, el proceso por el que los virus convierten el código genético en nuevos virus. (El mimivirus todavía carece de ADN ribosómico, que codifica el ensamblaje de proteínas que lleva a cabo el proceso de traducción).
Otro signo de límites difusos entre vivos y no vivos es que los virus comparten gran parte de su genética con sus células huésped. Un estudio de 2015 de pliegues de proteínas, estructuras que cambian poco durante la evolución, en miles de organismos y virus, encontró 442 pliegues compartidos en todos y solo 66 que eran específicos de los virus.
Estos hallazgos sugieren que los virus pueden haber evolucionado junto con las primeras células "vivas". Como Gustavo Caetano-Anollés, uno de los autores del estudio de plegamiento de proteínas, explica: "Necesitamos ampliar cómo definimos la vida y sus actividades asociadas".