Los investigadores llaman a esta forma básica de aprendizaje "habituación"
La mayoría de la gente diría que ser inteligente requiere un cerebro. Una nueva investigación sugiere que no es necesario para el aprendizaje. Un estudio de Francia muestra las capacidades de aprendizaje de un organismo unicelular sin cerebro.
Todos los organismos vivos tienen que adaptarse, incluso los que no tienen cerebro o sistema nervioso central. Una gran cantidad de investigación ha puesto de manifiesto la capacidad de las bacterias, virus y otros organismos unicelulares para adaptar el comportamiento - y construir la resistencia a los antibióticos o adoptar nuevos anfitriones.
Sin embargo, estos cambios ocurren a través de generaciones. Son evidencia de la evolución, no el aprendizaje como lo han definido la mayoría de los científicos.
Un protista, o moho del lodo, llamado Physarum polycephalum está cambiando la forma en que los científicos piensan acerca de la evolución del aprendizaje y la inteligencia.
Para poner a prueba la capacidad del protista para adaptarse a través de un marco de tiempo más corto, los científicos del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y la Universidad de Toulouse sometieron al moho del lodo a una simple carrera de obstáculos - una fuente de alimento situada al otro lado de un puente.
Para algunos grupos de limo, el puente, una placa de Petri, se impregnó con una sustancia amarga pero inofensiva. A algunos se les enfrentó con un charco de café, otros fueron bloqueados por un grupo de quinina. Un grupo de control sólo tenía que cruzar un puente no contaminado.
En un primer momento, los mohos de limo eran reacios a cruzar el obstáculo amargo, y eran lentos para cruzar, ya que evitaron tocar la sustancia. Pero poco a poco se dieron cuenta que la sustancia era inofensiva, y después de seis días estaban cruzando el puente a la misma velocidad que el grupo de control.
Su tolerancia aprendida se limita a una sustancia específica. Un protista que había aprendido a caminar por el café estuvo más nerviosa cuando fue bloqueada por la quinina. Un descanso de dos días en las pruebas también borra el aprendizaje.
Los investigadores llaman a esta forma básica de aprendizaje "habituación".
"La documentación del aprendizaje en los organismos no neuronales, tales como mohos de limo, es de importancia central para una comprensión global filogenética de cuándo y en qué parte del árbol de la vida evolucionaron las primeras manifestaciones de aprendizaje", escribieron los investigadores.
Los resultados del experimento fueron publicados esta semana en la revista Proceedings de la Royal Society B: Habituation in non-neural organisms: evidence from slime moulds